El sedentarismo se está postulando, junto al tabaco, como uno de los grandes causantes de dolencias y enfermedades en el siglo XXI. Investigadores norteamericanos han publicado recientemente informes en los que ponen de relevancia cómo muchas de las afecciones que se sufren en la actualidad, como la obesidad, las enfermedades coronarias o digestivas dependen del número de horas que el individuo permanece sentado.
La obesidad es sin duda la enfermedad en la que el sedentarismo tienes más influencia. Además las personas obesas sufren de otras enfermedades derivadas de está, como son problemas cardiovasculares o la diabetes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en un 27% las diabetes provocadas por el sedentarismo. Se produce además de por la obesidad por la sobreproducción de glucosa que los músculos no gasta para generar energía para el movimiento.
Muchos de los problemas que se derivan de permanecer largos periodos sentados tienen que ver con la ralentización de flujo sanguíneo. Esto provoca un alto riesgos de enfermedades cardiovasculares, un 30 por ciento según la OMS. Para Jesús Torres Malpartida, Fisioterapeuta y osteópata especializado en traumatismos y fisioterapia neurológica, la ralentización del flujo circulatorio, unido a la presencia de colesterol o triglicéridos, provoca que se colapsen las venas o aparezcan placas de ateroma que en el caso de pequeños capilares forman trombos o émbolos.
Este fisioterapeuta alerta, además, de la posibilidad de que se produzca un endurecimiento de las paredes arteriales al disminuir la actividad muscular pues la actividad hace que trabaje la musculatura plana de las paredes arteriales para abastecer de riego a los músculos, «sino trabajan no se desarrolla ningún tipo de mejora cardiovascular». Además, la actividad hace que se formen redes colaterales arteriales que provocan que ante cualquier lesión u operación una persona sana y deportista tenga una mejor recuperación.
La falta de fluidez en el corriente sanguíneo también conlleva que se distribuya menos oxígeno por el cuerpo y no llegue suficientemente al cerebro por lo que la actividad cerebral se ralentiza, entorpeciendo y disminuyendo las capacidades del individuo.