Realizar cambios constantes de posturas, pausas de cinco minutos cada hora e ingerir pequeñas cantidades de alimento a lo largo de la jornada, ayuda a las embarazas a evitar posibles riesgos en su entorno laboral, según ha informado el jefe del servicio de Prevención de Hospitales Nisa, Pedro Soto, con motivo de la celebración, este lunes, del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
Y es que, durante el embarazo, la mujer trabajadora es especialmente sensible a los posibles riesgos que puedan surgir en su puesto, por lo que es necesario que extreme sus precauciones como, por ejemplo, no usar frecuentemente las escaleras o evitar estar mucho tiempo de pie sin desplazarse.
Los materiales de plomo o sus derivados, así como la exposición a radiaciones ionizantes o a los derivados del mercurio, son otros de los aspectos que las gestantes deben tener presentes y, por ende, evitarlos ya que son perjudiciales para el bebé.
"Está desaconsejada la exposición a temperaturas extremas de más de 36 grados centígrados o menos de cero grados durante la mitad de la jornada laboral. Además, tampoco es recomendable adoptar una postura de 'cunclillas' de forma continuada a partir de la semana 26 de gestación, entendiendo en este caso más de un par de veces a la hora", ha señalado el experto.
El peso es otro de los principales factores que deben tener en cuenta las mujeres embarazadas. En este sentido, Soto ha aseverado que en embarazos de curso normal, y salvo que haya una contraindicación por parte del ginecólogo, es "seguro" levantar un peso de hasta 15 kilos en condiciones favorables hasta la semana 18-20 de gestación.
"A partir de esas fechas debe evitarse la manipulación de cargas, incluso aunque sean inferiores a 10 kilos si se realizan de forma repetitiva", ha recalcado Soto para aconsejar conocer cuáles son los riesgos específicos de cada trabajo, así como los "faltos mitos" sobre esta etapa de la vida de la mujer trabajadora.