El cerebro sigue guardándose aún sus propios secretos pero el Centro de Investigación, Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) en Granada, único de este tipo en toda España, se ha propuesto desvelar la mayoría de ellos para entender su complejidad y dar respuesta científica a su influencia en el pensamiento, la percepción o el control del movimiento.
De cómo un bebé de apenas nueve meses reacciona ante un error en un puzzle a cómo un anciano olvida el rostro de sus seres queridos, un total de 27 grupos de investigación formados por más de 200 expertos estudian aquí los entresijos de la mente en proyectos que se pueden aplicar en el ámbito de la psicología clínica, la prevención de problemas de salud físicos y psicológicos o problemas sociales relacionados con el maltrato o las adiciones.
En uno de los laboratorios se encuentra el equipo del que este centro presume. Se trata de un equipo de resonancia magnética que puede estudiar tanto la forma del cerebro como su comportamiento y, por tanto, se puede aplicar para investigar sobre violencia de género o drogodependencia, por ejemplo. Como explica el investigador Juan Verdejo, con este aparato es posible estudiar "cómo reaccionamos ante una situación arriesgada de tráfico o cómo influye la obesidad en las áreas cerebrales implicadas en la toma de decisiones".
Investigaciones como la del grupo Aprendizaje, Emoción y Decisión pueden influir incluso en la normativa futura de la Dirección General de Tráfico (DGT). De hecho, algunos de sus miembros pertenecen a la DGT porque su objetivo es analizar el comportamiento de riesgo en la conducción de vehículos. A través de simuladores de conducción de motocicleta (Honda Riding Trainer), se recrean con gran fidelidad situaciones como la conducción de noche, con niebla, con tráfico denso, peatones o ciclistas que cruzan la vía inesperadamente. Se pueden medir las diferencias entre conductores noveles y expertos, la influencia del estado de ánimo y de estímulos emocionales durante la conducción, la diferenciación entre el riesgo percibido y las decisiones ante situaciones peligrosas o las distracciones al volante generadas por el diseño de la señalización o los carteles publicitarios. De hecho, dice Alberto Megías, según un estudio que han realizado para investigar los efectos de los carteles dependiendo de su contenido emocional -si son positivos o negativos-, la conclusión es que deberían eliminar los carteles con contenido negativo, como los que muestran accidentes, durante la conducción porque pueden provocar maniobras peligrosas.
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