Imaginan llegar a la oficina y no tener un puesto de trabajo físico asignado? Más aún, ¿imaginan que ni el presidente, ni el director general, ni el consejero delegado ni ninguno de los peces gordos de su empresa tuvieran despacho propio? ¿Imaginan también poder echar una partida al futbolín al finalizar la jornada laboral o poder darse una ducha tras llegar al trabajo en bici o incluso corriendo?
Es probable que, si pueden imaginarlo, les vengan a la mente nombres como Google, Facebook, LinkedIn, Myspace, YouTube o Twitter… Empresas jóvenes, innovadoras, punteras, a la última, rompedoras en cuanto al trabajo que desarrollan pero también respecto al lugar de trabajo de sus empleados.
¿Increíble que algo así pueda darse en España? Parece que no. Lo que a día de hoy podría parecer ciencia ficción empieza a ser una realidad cada vez más extendida entre muchas compañías españolas. Sí, españolas. Empresas que, aprovechando el cambio de oficina, han implantado el denominado New Way of Working (NWoW), según la terminología anglosajona. Una nueva manera de entender los entornos de trabajo en la que prima la productividad del empleado frente a las horas físicas que pasa frente a un ordenador o en su puesto de trabajo.
“Los entornos de trabajo están cambiando radicalmente. Nosotros, por ejemplo, ya no diseñamos oficinas, sino entornos de trabajo en los que, a grandes rasgos, no hay espacios asignados, sino que cada trabajador se sienta, básicamente, donde quiere de tal manera que no hay distinciones ni jerarquías entre los empleados de una empresa”, explica a El Confidencial Carmen Rico, directora general de Aguirre Newman Arquitectura.
“Los empleados no tienen una zona asignada ni fija dentro de la oficina, sino que cada uno busca el espacio que mejor se adapta al trabajo que va a realizar", explica Javier Martínez, director nacional de Building Consultancy de CBRE España. “El empleado no utiliza ni necesita el mismo espacio cuando tiene una reunión que cuando debe hacer una llamada de teléfono o redactar un informe”, señala.
Tanto las oficinas de Aguirre Newman como las de CBRE en España son un claro ejemplo de la implantación del NWoW y los open spaces –espacios abiertos–. “Valoramos a la persona por los objetivos conseguidos, no por el tiempo que permanece en la oficina”, reconoce Carmen Rico, quien considera que el trabajo de ocho horas, como tal, ya está despareciendo. Esta evolución natural de los espacios de oficinas, que ofrece una enorme flexibilidad a los empleados, repercute directamente, según estos expertos, en la mejora de la productividad de los mismos.
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