Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson ha demostrado que con tan sólo contaminar la puerta de un edificio con un virus inocuo éste se propagó a la mitad de los empleados y a la mitad de las superficies de la oficina en tan sólo cuatro horas. También se propagó con la misma rapidez cuando los investigadores infectaron a una persona con el virus.
«Los virus se propaguen más rápido con las manos que con los estornudos», señala Charles Gerba, profesor de microbiología de la Universidad de Arizona que presentó los resultados del estudio en un congreso celebrado en Washington D.C. a principios de septiembre. El estudio y otros parecidos se están revisando ahora para su publicación.
El estudio se realizó en un edificio de oficinas donde trabajaban 80 personas. Los investigadores contaminaron la superficie de la puerta de entrada con el virus bacteriófago MS-2, que es inocuo para los seres humanos pero tiene una forma, un tamaño y una supervivencia parecidos a los de los virus del resfriado común y de la gripe estomacal.
En tan sólo dos horas el virus contaminó la sala de descanso (la cafetera, los botones del microondas, el mango de la nevera) y luego se propagó a los servicios y los despachos, donde contaminó los teléfonos, las mesas y los ordenadores. Al cabo de 4 horas estaba presente en más de la mitad de las superficies de la oficina y en las manos de la mitad de los empleados, aunque muchos de ellos no se conocían entre sí. Los investigadores calcularon que los empleados tenían un riesgo de infección del 30%.
En otro estudio en el que se puso en las manos de un empleado una gota con un virus inocuo los resultados fueron prácticamente los mismos. Pero cuando la mitad de los empleados usaron desinfectantes y toallitas higiénicas para las manos, el porcentaje de infectados bajó del 39% al 11%.
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