Según un estudio llevado a cabo por Unipresalud, el dolor de espalda afectará a casi el 80% de la población española a lo largo de su vida, convirtiéndose en un «mal endémico». Y es que aunque suele ser una patología benigna y limitada en el tiempo, en ella desempeñan un papel importante los factores emocionales y sociales. «No se limita a una simple dolencia que afecta a una parte de nuestro cuerpo, ya que involucra a más factores que tienen una importancia clave en el diagnóstico», explica el estudio.
Según los expertos, la zona lumbar es la más afectada, ya que en un 70% de los casos la raíz del problema radica en esa parte de la espalda. El motivo de esta focalización se debe a que suele ser la zona a la que por regla general sometemos a una mayor carga y esfuerzo. La zona cervical es el segundo punto que más sufre esta problemática, ya que tiene una gran capacidad de rango de movimiento.
Dentro de los factores de riesgo que influyen en el diagnóstico de un dolor de espalda se encuentra la edad, la genética, el sobrepeso, los riesgos laborales o los factores psicológicos. Aunque la mayoría de afectados no sea consciente, las emociones, los pensamientos y los sentimientos pueden encontrarse dentro del origen del problema.
Trabajos que requieran posturas anómalas, malas posturas de espalda o manejos manuales de cargas tienen un riesgo mayor de producir dolores en la espalda. «Vigilar la manera en qué se ejecutan y realizar estos movimientos con precaución pueden evitar problemas mayores. Debemos tomar consciencia de la importancia que tiene adoptar correctamente las posturas a la hora de desempeñar nuestro trabajo», explica el doctor Óscar Galindo, Director en Salud Laboral y Médico Especialista en Medicina del Trabajo.
Para evitar que el dolor permanezca con un carácter crónico, las medidas de prevención son «las mejores aliadas», afirma el doctor Galindo. Así una correcta higiene postural evitando el traslado de cargas o pesos de forma errónea, es una de las medidas que debemos tener presente.
También mantener la espalda recta, adoptar una buena postura a la hora de dormir y no utilizar colchones blandos y almohadas no adecuadas pueden evitar lesiones posteriores.
Las emociones y el estado anímico también tienen una cierta influencia en este tipo de dolencias. En numerosas ocasiones el dolor viene de la mano de un trastorno depresivo o ansioso que debe ser tratado para evitar la evolución de la patología de la espalda. Unos ejercicios de relajación, meditación o unas sesiones de yoga pueden favorecer la disminución del dolor.