Este fin de semana los estadounidenses han perdido una hora. En Europa este movimiento tendrá lugar en la madrugada del sábado 28 de marzo al domingo 29, a las dos de la mañana serán las tres. Este cambio que a muchos resulta incómodo podría ser incluso contraproducente. Un estudio asegura que no cumple sus propósitos de ahorro energético y además de tener otros efectos negativos.
Un estudio de la Universidad de Berkeley (California) asegura que el cambio de hora no ayuda a reducir el consumo eléctrico. El trabajo centra su muestra en Australia y concluye que ampliar las horas de luz cuando se acerca el verano logra una reducción de consumo eléctrico durante la tarde, pero este se ve compensado por una mayor demanda de electricidad durante la mañana.
Otro estudio sobre consumo eléctrico realizado sobre los hogares de Indiana (EEUU) también muestra que el mayor uso del aire acondicionado (más horas de sol) compensó el supuesto ahorro energético. El consumo de energía se incrementó un 1% alcanzando picos del 4% a finales del verano y comienzos del otoño, lo que desmonta la teoría del ahorro.
Además, el cambio de hora puede tener otros efectos secundarios que inclinarían la balanza a favor de no tocar el reloj. Muchas personas sufren los efectos de forma negativa, entre los que destacan trastornos emocionales por el hecho de no ver luz a la hora de levantarse. También se ha llegado a asociar el cambio de hora con un aumento de los ataques al corazón y los accidentes de tráfico.
Por otro lado, el fin de semana que se ejecuta el cambio, el tiempo de sueño suele descender de media en unos 40 minutos entre el domingo y el lunes, lo que afecta a la productividad de los trabajadores. Las pérdidas por este efecto han sido estimadas en 434 millones de dólares anuales en EEUU.