Pasear por las oficinas de Google es como moverse por un parque temático. Como en la película 'Los becarios, los nuevos empleados se asombran por cómo un sitio tan grande, tan formal y tan serio puede tener tantas cosas divertidas: toboganes, salas de juego, zonas de descanso...
Este modelo de empresa también existe en Madrid. Se trata de entidades que se dedican a la distribución de alimentos, al transporte cooperativo o a las redes sociales y busca un perfil más joven, algo de frescura, en un mundo globalizado.
«Esta filosofía la tienen las empresas más novedosas», afirma Laura Spinola, 'Social Media Executive' de Just Eat. En las salas de esta compañía hay una mesa de ping-pong hasta sillones para la reflexión y la inventiva de los trabajadores. «Así mejoramos la productividad», sostiene. No prescinden de la seriedad y la rigurosidad en la profesión; tan sólo canalizan la tensión hacia polos positivos. En Tuenti -otra de estas empresas que se encuentra en Gran Vía- «no creemos en los despachos», afirma Cristóbal Fernández, director de Comunicación. Si aparece el fantasma del bloqueo creativo «disfrutamos de una zona de juegos en la que podemos echar una partida al futbolín o a la Play Station».
En esta revolución interna han participado las nuevas técnicas. La 'gamificació'n, una de ellas, y consiste en aplicar las técnicas propias de los videojuegos -niveles, ranking, puntos de experiencia...- en entornos profesionales con el objeto de aumentar la productividad estimulando a los empleados.
«El juego ha existido siempre», defiende Juan Valera, uno de los principales teóricos de la 'gamificación' en España. Esta técnica ha crecido paralelamente al auge del videojuego. Las ventas de juegos virtuales alcanzaron los 997 millones sólo en nuestro país. «Ya en 2012 los diseñadores de software españoles comenzaron a señalar en la dirección de los videojuegos como un mercado en alza al que seguir y copiar».
«A partir de ahí -concluye- empezamos a usar el término en reuniones de trabajo, simposios y conferencias. Hoy, este campo es uno de los punteros y existen grandes empresas, como BBVA o El Corte Inglés, que ya lo aplican».
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