Las instrucciones que se dan son las siguientes: pasar al menos dos horas al día levantado y caminando ligeramente (lo ideal, apuntan, es avanzar hasta que ese período sea de cuatro horas), combinar el tiempo de estar de pie con el de estar sentado, y evitar los períodos de parón, esto es, aquellos en los que estamos de pie sin más, es decir, parados.
Para alternar ese estar de pie con estar sentado, y viceversa, en la guía se hace especial hincapié en la importancia del entorno y del mobiliario, y apuntan que hay escritorios adaptados específicamente para ambas posturas (que ya tienen el 90% de los trabajadores de los países escandinavos pero sólo el 1% de los ingleses) que podrían ayudar a conseguir esto. A Pareja se le ocurren otras vías que también podrían funcionar, como por ejemplo, poner unos pedales en el escritorio. No obstante, apunta, "éstas son tareas que distraen de la actividad laboral".
Esto es algo que no se le escapa a nadie que lea que caminar durante dos horas de la jornada laboral es altamente beneficioso, porque es evidente que esto no siempre es compatible con el ritmo del trabajo o con determinado tipo de actividad. En este sentido, los responsables de la guía se encargan de subrayar los beneficios que tienen para las empresas poner en marcha medidas que reduzcan las horas que sus empleados pasan sentados: "un entorno laboral menos sedentario tiene beneficios para el empleado y para la empresa, como puede ser ahorros económicos derivados de la mejora de la productividad, la rentabilidad, y la reducción de las enfermedades y el absentismo laboral". Esto no es algo despreciable si consideramos que "los países desarrollados se enfrentan a un envejecimiento de sus trabajadores, ya que la edad de la jubilación está aumentando", dicen.
Además, complementan estas afirmaciones con datos: según las estadísticas más recientes, de 2014, en Reino Unido, de los 131 millones de días perdidos por enfermedad, la mayoría de ellos (el 25%), son debido al dolor de espalda, de cuello, o de músculos. Sin duda, pasar mucho tiempo sentados, muchas veces en posturas inadecuadas, o con una silla mala, son factores contribuyentes. De ahí la pertinencia de esta guía y de sus recomendaciones. "Tenemos que hacer ejercicio en nuestro tiempo libre, pero la actividad física también tiene que estar presente en lo que se supone que es un gran período de nuestro día: la jornada laboral", concluye Pareja.
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