Comer chocolate conlleva un menor riesgo de sufrir un infarto cardiaco y un ictus. Es, sin duda, una buena noticia para todos aquellos amantes de este ingrediente dulce que, en ocasiones, tantos remordimientos nos da al tomarlo, debido a su alto contenido calórico y a sus vínculos con la obesidad. No obstante, desde hace tiempo se viene ya hablando de las bondades del chocolate, entre las que destacan que protege la memoria y, como ya vienen señalando varias publicaciones, que beneficia la salud cardiovascular.
Ahora, un estudio publicado en la revista British Medical Journal (BMJ) sostiene que consumir hasta 100 gramos de chocolate al día reduciría el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca o un ictus. Según los investigadores, en comparación con quienes no tomaban nada de chocolate, los que más consumían tenían un 11% menos de riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, y un 23% menos de sufrir un ictus.
Para Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón, este estudio refleja que "dentro de los productos de la alimentación, el chocolate no es dañino y que, probablemente, su digestión es beneficiosa, algo que se irá confirmando en el futuro con más publicaciones". No obstante, este experto apunta que el análisis del BMJ es un estudio observacional, esto es, "no diseñado para establecer una comparativa entre dos hechos, sino a través de cuestionarios", por lo que "hay que cogerlo con cautela". Jaume Roquer, miembro de la Junta del grupo de estudio vascular de la Sociedad Española de Neurología y jefe de servicio de Neurología del Hospital del Mar de Barcelona, considera que lo ideal sería "hacer un ensayo clínico en el que a un grupo le das chocolate y a otro no", para ver los resultados reales y el efecto que tiene comerlo o no comerlo.
A la vista de los resultados publicados este martes, el consumo del chocolate está asociado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, de hospitalización por estas complicaciones, de ictus y de muerte asociada. Dichas asociaciones siguen siendo estadísticamente significativas una vez que se tienen en cuenta aspectos como el hábito tabáquico, la activididad física y los hábitos alimenticios de los 21.000 adultos participantes en la investigación.