El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha publicado una serie de recomendaciones para hacer más llevadera la canícula. En primer lugar, hay que beber agua continuamente, sin esperar a tener sed, ya que cuando hace calor perdemos más líquidos de lo normal a través de la sudoración. Si la dosis diaria recomendada es de 1,5 litros, en verano es preferible pasar de los dos. También es mejor no tomar alcohol, té, refrescos con cafeína y bebidas azucaradas.
“Una correcta hidratación es vital. En particular, requieren especial atención las mujeres embarazadas, los niños, los mayores y quienes hagan deporte durante las horas centrales del día”, recuerda Aquilino García, vocal nacional de alimentación del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
También hay que prestar atención a la alimentación. Conviene hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, gazpachos o zumos).
Hay que evitar las actividades en el exterior en las horas más calurosas. Se recomienda a los profesionales que trabajan al aire libre que, en la medida de lo posible, adapten sus horarios para evitar los momentos críticos (de las 12.00 horas a las 17.00 de la tarde). La jornada intensiva puede contribuir a mejorar el rendimiento de los trabajadores, ya que salir sobre las 15 horas les posibilita descansar durante la tarde, el momento en el que se registran las máximas del día.
El vestuario puede marcar diferencias. La ropa ligera, de lino o algodón, es la mejor elección. Algunos expertos recomiendan que se negocie con los responsables, si es necesario, poder dejar la corbata y la chaqueta en casa.
La ventilación del espacio de trabajo ayuda a reducir la somnolencia. En cuanto al aire acondicionado, es aconsejable evitar la exposición directa a los chorros de aire frío. La transición del ambiente fresco de la oficina al cálido del exterior debe hacerse de forma pausada posible