Los numerosos adelantos que han experimentado las neurociencias en los últimos años han contribuido a que sepamos cómo se debe cuidar la mente. Estas son algunas de las pautas básicas.
10 horas de sueño: El neuropsicólogo, psicoterapeuta y divulgador Álvaro Bilbao, especialista en problemas de memoria y salud cerebral, refuta esa idea. “Los chicos de 18 años o menos deberían estar durmiendo entre nueve y 10 horas al día. El 98% pasa menos de ocho horas en la cama. Eso no ayuda a tener alumnos descansados y concentrados”, señala.
“Hoy podemos identificar galaxias a años luz o estudiar partículas más pequeñas que el átomo, pero todavía no hemos desvelado el misterio de las tres libras [unos 1.300 gramos] de materia que tenemos entre las orejas”. Así presentó en 2013 el presidente de EE_UU, Barack Obama, el proyecto BRAIN (acrónimo inglés de Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras), liderado por el español Rafael Yuste, en el que Washington invertirá 100 millones de dólares. El objetivo de la investigación es realizar un mapa neuronal del cerebro.
Controlar el estrés: “El 90% de los jóvenes reconoce que le gustaría pasar menos tiempo con los aparatos tecnológicos”, asegura Bilbao. Conviene reducir la exposición a las pantallas. “El cerebro no está preparado para tantos estímulos como tenemos hoy en día. Piense que se diseñó hace millones de años, cuando vivíamos en la sabana o en el bosque”.
Hacer deporte también redunda en la salud del cerebro. Practicar ejercicio aeróbico ayuda a que segreguemos sustancias que mejoran la plasticidad cerebral. Tener más conexiones neuronales significa mejor memoria y más facilidad para el aprendizaje.
La dieta afecta, y mucho, al rendimiento del cerebro. “Conviene consumir grasas saludables, porque el 60% del cerebro es materia grasa. Así que hay que darle calidad: aceites tipo omega tres, que encontramos en el pescado azul y los frutos secos”, indica. Si queremos mejorar la concentración debemos comer carbohidratos inteligentes, como harinas no procesadas. “Pero combinadas con proteínas, para que el aporte de energía se distribuya mejor a lo largo de la mañana”, señala. “Los colorantes y conservantes hay que evitarlos: sabemos que producen pequeñas inflamaciones en el cerebro que contribuyen a un peor rendimiento cognitivo”. También es aconsejable controlar el consumo de carne roja, que tiene purinas y favorece la oxidación.