En los últimos años, las tareas de los departamentos de recursos humanos se han incrementado notablemente, especialmente bajo una coyuntura de optimización de recursos, capital humano y costes.
Han pasado de asumir las funciones propias de gestión y administración de personal a abarcar otras comunes con diferentes áreas de una organización, como las relaciones laborales o la mejora del clima interno. Una de las funciones más relevantes que los departamentos de recursos humanos han incorporado recientemente, por su estrecha relación y similitud a nivel de procedimientos administrativos, ha sido la gestión de la prevención de riesgos laborales.
Los directores y responsables de recursos humanos asumen progresivamente esta función como una pieza clave para preservar la salud de las personas que trabajan en la empresa, asegurar unas condiciones de trabajo óptimas y, por ende, garantizar la satisfacción y estabilidad de los empleados, unas cuestiones que cada vez son más centrales y prioritarias para las organizaciones bajo el entorno y la economía digital. A medida que se produce una mayor integración entre recursos humanos y prevención de riesgos laborales, se va superando la simplificación de procesos laborales y se avanza hacia la creación de una verdadera y consolidada cultura de prevención.
Para conseguir esta completa integración, un paso indispensable que deben llevar a cabo las organizaciones es la adaptación tecnológica y transformación digital. De hecho, el principal motivo por el que los departamentos de recursos humanos han incorporado tareas de prevención es para evitar la excesiva burocratización y el intercambio de papeles que se producen en el día a día, como la gestión de los equipos, la planificación de la actividad preventiva o el registro de incidencias, entre otros. En este sentido, integrar ambos sistemas bajo una única solución tecnológica o software, algo que ya es posible actualmente en el mercado, permite manejar con mayor agilidad y control el gran volumen de datos sobre los empleados que tienen las organizaciones en sus manos.
Además, la integración tecnológica puede ir más allá de la gestión de los empleados. Resulta útil en el caso de la formación y otras actividades en las que terceros intervienen en el día a día de la empresa, como nuevas instalaciones o reformas en las oficinas. Tradicionalmente, la coordinación de la vigilancia y seguridad de estas actividades se ha visto limitada por la falta de planificación y control dentro de la organización. Se han llevado a cabo muchas veces sin seguir los protocolos necesarios.
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