El absentismo laboral se ha disparado en lo que va de año y ha superado los niveles previos a la crisis, una situación que conlleva un coste directo de unos 8.000 millones de euros a las empresas españolas, según datos de la mutua Asepeyo.
Las bajas por contingencia común aumentaron hasta septiembre un 10,6% interanual, con cerca de 376.000 casos de incapacidad temporal por accidente o enfermedad no profesional, generando un déficit entre los gastos y los ingresos procedentes de las cuotas para cubrir estas eventualidades, una situación inédita en la historia de Asepeyo y extrapolable al resto del sector.
Esta evolución al alza del absentismo se da con más fuerza en el régimen general, aunque también ha crecido en el de autónomos, si bien este colectivo aún recauda más de lo que se gasta en contingencias comunes.
Según sus datos, los 8.000 millones de euros de costes directos provienen de las prestaciones de la Seguridad Social que cobra el trabajador de baja por contingencias comunes y del complemento salarial que abona la empresa, en el caso de que así lo contemple su convenio colectivo. Además hay un coste indirecto (de hasta cuatro veces superior que el importe directo), que recoge el coste de la reposición del trabajador de baja y la formación de su sustituto, así como otros gastos asociados a la ineficiencia derivada de esta situación.
El subdirector general de Asepeyo, Ricardo Alfaro, asegura que "el acelerado repunte" del absentismo por contingencia común no sólo es achacable al incremento del número de trabajadores derivado de la recuperación económica, sino que también responde a una falta de concienciación por parte de trabajador y empresa. "No se trata de prejuzgar al trabajador", dice Alfaro, que incide en que en la mayoría de los casos el problema está en la prolongación innecesaria de muchas bajas por las dilaciones entre consultas en los servicios públicos de salud.
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