En estos próximos meses las empresas deberán haber definido su plan de prevención de riesgos laborales para el año 2018 y por tanto, se enfrentarán a la difícil valoración de las inversiones que llevarán a cabo.
Estos últimos años han estado marcados por una desfavorable situación económica que, está exigiendo a las empresas esfuerzos adicionales para ser más competitivos y, en definitiva más rentables. Cada vez más, las inversiones realizadas requieren de una clara justificación, la cual debe incluir necesariamente una valoración tanto de su eficacia como de su retorno. Ello sucede en todas las áreas de gestión de las empresas y obviamente, este criterio se debe aplicar en el ámbito de la prevención de riesgos laborales.
Es evidente que existe un coste relacionado con la no prevención, mayor o menor según el riesgo de la actividad empresarial, y que toda inversión enfocada a la prevención reduce este coste. Aun así, a día de hoy, no deja de sorprender que determinados estudios indiquen que un elevado porcentaje de las empresas no perciben que haya mejorado o pueda mejorar ningún área de gestión de la empresa gracias a la inversión que han realizado en prevención. En general, se puede concluir el retorno de la inversión de la prevención se debería justificar por los posibles costes relacionados con la no prevención, atribuidos a la falta de seguridad y salud laboral.
Diversos estudios ponen de manifiesto, por ejemplo, que el promedio del retorno de la inversión (ROI) es de 2,54 euros por cada euro gastado en programas de bienestar de las empresas. La misma red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) ha concluido que cada euro invertido en programas de promoción de la salud en el trabajo genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.
Por todo lo comentado, solo pueden darse algunas orientaciones generales respecto las inversiones que se pueden llevar a cabo en las empresas.
• Establecer programas de promoción de la salud.
• Planes de movilidad, incluidos los planes de seguridad vial.
• Formación práctica preventiva (formación práctica en extinción de incendios, trabajos en altura, trabajos en espacios confinados, etc.).
• Selección y adquisición de equipos de protección individual.
• Acciones asociadas para adecuar el Sistema de Gestión de la empresa de acuerdo con la norma OHSAS 18.000 (futura ISO 45.000).
• Programas para la mejora del orden y la limpieza en los puestos de trabajo.
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