La Sociedad Española de Acústica (SEA) creó, hace ya 15 años, el Día Internacional de Concienciación sobre el ruido, una jornada prevista para reflexionar, en primer lugar, sobre la contaminación acústica y los perjuicios a los que los ciudadanos nos vemos sometidos en nuestro día a día, y en segundo lugar, para promover el cuidado del ambiente acústico y la concienciación sobre los daños que generan los ruidos.
El miércoles 25 de abril ha sido el día elegido este año para unir voces contra este tipo de contaminación. La SEA ha convocado numerosos actos de concienciación especialmente destinados a las poblaciones infantil y juvenil, que en cientos de centros escolares protagonizarán actos de apoyo al medioambiente acústico. Para finalizar, todos ellos mantendrán “60 segundos de Silencio” para percibir el ambiente sonoro que les rodea.
¿Por qué nos molesta el ruido?
En sujetos expuestos al ruido, se produce un incremento significativo en la concentración de la hormona GH, que es uno de los principales marcadores de estrés, la exposición al sonido tiene efectos sobre el sistema cardiovascular que tienen por resultado la liberación de catecolaminas y un aumento de la presión sanguínea. Los niveles de catecolaminas en la sangre (incluyendo la epinefrina –adrenalina-) están relacionados con el estrés. El ruido lleva asociados también una serie de efectos psicológicos, efectos sobre el sueño, la memoria, la atención y el procesamiento de la información. En contextos laborales son muchos los problemas asociados al ruido, problemas cardiacos y fatiga, la habilidad para concentrarse, insatisfacción laboral y absentismo. De ahí la importancia de la valoración del ruido y sus consecuencias en el ámbito de la salud laboral.
En este ámbito, los perjuicios pueden medirse desde varios puntos de vista: desde el de la ergonomía acústica, la población afectada por excesivos niveles de ruido sufre diversas molestias asociadas de tipo auditivo y extraauditivo. Desde un punto de vista medioambiental, provocan una contaminación que en ocasiones pasa desapercibida, pero que a largo plazo generan consecuencias. El estudio y control del ruido tienen sentido en cuanto a su utilidad para alcanzar una determinada protección de la calidad del ambiente sonoro. Las máquinas y las herramientas son las principales productoras de ruido en el centro de trabajo, aunque no son las únicas, ya que multitud de procesos y actividades industriales y laborales generan muchos sonidos de elevada intensidad.
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