En la actualidad, el uso frecuente de ordenadores, tabletas o móviles de última generación, está dando lugar a que un mayor número de personas padezcan fatiga visual. Y es que, a la jornada laboral, en la que el trabajador ha de aliarse cada vez más con pantallas de visualización de datos, hay que sumar los minutos que pasamos con el ordenador personal u otros elementos relacionados con las nuevas tecnologías.
Aunque no está descrita como enfermedad, según apunta María Ángeles López, médico del trabajo de la Unidad Básica Sanitaria del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Sescam en Albacete, se trata de una modificación funcional, debido a un «funcionamiento excesivo del órgano de la visión». Una posible causa de padecerla puede ser una mala iluminación, así como otras que deriven de la propia persona, como algún problema de refracción que no esté corregido o incluso, alguna patología.
Los síntomas más comunes son la tensión ocular, pesadez de ojos, picor, somnolencia, lagrimeo, escozor, necesidad de frotarse los ojos, aumento de parpadeo y ojos secos, según asegura la médico de trabajo en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. Además, existen otras manifestaciones como cefaleas no muy intensas, mareos, sensación de desasosiego y ansiedad, o molestias en la nuca. Otras, sin embargo, hacen referencia al hecho de ver borroso los caracteres de la pantalla, a la dificultad para enfocar los objetos, ver imágenes dobles o sentir molestias por la luz.
Quizá, el lugar donde es más recomendable mantener las condiciones óptimas para prevenir la fatiga visual, sea en el puesto de trabajo, ya que en la mayoría de los casos es donde más horas pasamos frente al ordenador.
Por todo esto, «hay que emplear la luz adecuada para cada ambiente de trabajo» ya que su correcto empleo nos lleva a conseguir una mejor agudeza visual, mayor rapidez en la visión, mejor contraste y mayor claridad.
Con estas condiciones, la fatiga visual disminuye, e incluso en lo referente al ámbito laboral, y en concreto a lo relacionado con la disposición psicológica del trabajador, «disminuye el número de accidentes y aumenta el rendimiento en el trabajo», indica López.