La piel no es la única que se resiente ante la exposición solar. Los ojos son víctimas también de los rayos ultravioletas y en España cada vez son más frecuentes las afecciones oculares características de zonas tropicales. Pero el mayor problema es que «los españoles no son concientes del daño» al que someten su visión cuando salen de casa sin gafas, así lo considera Blanca Martínez de Carneros, profesora y experta en Optometría y Contactología en la Universidad Alfonso X El Sabio.
La población más susceptible a los daños por rayos ultravioletas (UV) son los niños, los ancianos y personas con ojos de color claro, aunque los oculistas advierten que la protección debe darse por igual en todas las edades.
A diferencia de la piel, el daño ocular «no es inmediato», sino que sus efectos se van acumulando. Entre los males oculares frecuentes está el pterigium, «un tejido de forma triangular que se forma en la conjuntiva, la parte blanca del ojo y que se introduce en la córnea». Esta afección, comúnmente visible como una «masa de carne», dificulta la visibilidad y aunque no es grave sólo se elimina con una intervención quirúrgica.
Las pinguéculas en la conjuntiva también aparecen con facilidad, se trata de protuberancias amarillas que aparecen en la zona blanca del ojo. Otro indicador de la poca protección de los españoles a los rayos UV es la aparición más temprana de las cataratas. «Antes las cataratas aparecían en la edad senil, pero ahora la gente las sufre mucho más pronto, entre los 40 y 50 años».
La experta recomienda a los padres que protejan a sus hijos porque también se pueden sufrir quemaduras oculares. Son más propensos a sufrir queratitis, una inflamación de la córnea, la porción anterior y transparente del ojo, y a padecer fototoxicidad macular. En los ancianos el uso de gafas de sol es aún más recomendado porque los mecanismos naturales de protección del ojo se van degenerando.
Los expertos recomiendan que compren gafas de sol certificadas, porque garantizan la protección. Sus lentes deben reducir la radiación visible de luz directa, impedir el paso de la radiación ultravioleta, eliminar reflejos fastidiosos y aumentar el contraste.Para reducir la radiación ultravioleta y filtrar la luz, son necesarios filtros de color que se clasifican en cinco categoría de 0 a 4.
En verano, se recomienda gafas de categoría 3 que tienen entre 82 a 92% de absorción. Para practicar deportas de alta montaña o acuáticos recomienda gafas de categoría 4, que absorben entre 92 y 97%. También recuerda que los rayos ultravioleta se reflejan en superficies como el agua, la nieve o la arena, por lo que si se está a la sobra igual se puede estar expuesto a sus efectos.