Cada vez está más claro que consumir tabaco no aplaca el estrés. Una investigación realizada en el Reino Unido revela que los fumadores que han dejado este hábito lograron además reducir considerablemente su nivel de ansiedad. El descubrimiento es producto de una investigación realizada por el King's College de Londres en colaboración con las universidades de Southampton, Oxford y Cambridge cuyos resultados se han publicado en el British Journal of Psychiatry.
Si se pregunta a un fumador por qué sigue fumando, probablemente lo justifique aduciendo que le ayuda a reducir su estrés. Además, una de las razones por las que no pueden dejarlo radica en que cuando lo intentan se sienten mucho más alterados. Las conclusiones alcanzadas en esta investigación indican que este sentimiento común entre los fumadores no tiene fundamento. «La creencia de que el tabaco contribuye a reducir el estrés es falsa casi con toda seguridad. Los fumadores han de conocer en qué medida les afecta el tabaco y que en realidad a muchos les provoca un aumento de la ansiedad», explicó el Dr. Máirtín McDermott, perteneciente a la Sección de Psicología de la Salud del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, investigador en la Escuela Florence Nightingale de Enfermería y Obstetricia también del King's College de Londres y autor principal del estudio.
La importancia de sus descubrimientos para Europa es considerable pues se calcula que en el continente mueren cerca de 700.000 personas por culpa del tabaco, cifra ésta que sólo muestra parte de la tragedia, ya que millones más sufren de enfermedades asociadas al tabaco como el cáncer y distintas enfermedades cardiovasculares o respiratorias. La situación ha impulsado a la Unión Europea a tomar medidas adicionales para restar atractivo al tabaco y, lo que es más importante, desalentar su uso entre los más jóvenes.
El estudio concluyó que aquellos que lograron dejarlo experimentaron una «reducción destacada de sus niveles de ansiedad». En cambio, los fumadores que no lo lograron notaron que su ansiedad «había aumentado ligeramente con el paso del tiempo». Esas impresiones apuntan a que «el fracaso en el intento de dejar de fumar puede generar ansiedad».
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