Los secretos de las personas que nunca tienen catarros para preservar la salud.
Fuente: www.elconfidencial.com
En invierno, la estación de los resfriados, todos somos doctores y asesores de salud. Pero siempre hay una serie de personas que resisten más al cabo del año y otras más propensas a caer enfermas. El truco es trabajar en la prevención y aprovisionarse de una serie de alimentos que aportan beneficios al organismo. Otras buenas costumbres, como darse un masaje con cierta frecuencia, ayudan a activar las defensas. ¿Qué secretos guardan las personas que pasan por encima de los microbios y la gripe y gozan de buena salud?
1. Alimentación. Una de las claves de la buena salud es siempre la alimentación. Un equipo de "cuatro fantásticos" aportan casi todo lo necesario en prevención de enfermedades:
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El ajo es prácticamente un "anti-todo": antioxidante, antibiótico, antiviral, antiprotozoario y fungicida, con efectos beneficiosos para el sistema cardiovascular e inmunológico.
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Menos familiar nos resulta el jengibre por su procedencia tropical. La raíz del jengibre es excelente para evitar vómitos, se suele recomendar a embarazadas y para controlar el mareo en los viajes. También se utiliza para tratar problemas gastrointestinales y respiratorios y, entre otra larga lista de propiedades, se incluye la de afrodisíaco.
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Los cítricos son grandes contenedores de la antioxidante vitamina C que ayudan a prevenir los resfriados.
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Otro elemento es el cinc, que podemos encontrar de forma natural en alimentos como los lácteos, carnes y pescados y en especial en las ostras.
2. Buenos hábitos. Además de tener en cuenta los anteriores condimentos saludables, conviene adoptar una serie de buenos hábitos.
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Masajes: reducen la ansiedad y la presión arterial (si bajamos los niveles de estrés ponemos en marcha el sistema inmunológico). Sobre la frecuencia más adecuada, lo recomendado por los expertos es una vez al mes.
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Lavarse las manos: Esta costumbre se halla en el saber común y se trata de una de las prácticas que mejor nos ayudará a prevenir la gripe y los resfriados. La correcta forma de hacerlo: un buen frotado en todas las partes de la mano con jabón seguido de un aclarado abundante (de 30 segundos) bajo agua caliente.
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Ducha fría: activa la circulación. Sin abusar y en pequeñas dosis, en invierno se recomienda alrededor de 1 minuto de agua fría tras la convencional ducha cálida, que en verano pueden ser hasta 10 (si tenemos problemas cardiovasculares conviene consultar con el médico).
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Ser positivo: La actitud positiva y el estrés influyen directamente en la activación de las defensas.