El director general de Google en España, Portugal y Turquía, que aboga por la flexibilidad, repasa su trayectoria en la multinacional y explica lo nuevos retos de Google.
Ordenadores en la entrada para que el visitante se registre, cafetería de diseño donde la comida es gratuita, neveras con bebidas para el uso y disfrute del primero que pase... el sello de las instalaciones de Google no es un secreto para nadie, y menos para su director general en España, Portugal y Turquía, Javier Rodríguez Zapatero (Córdoba, 1969). El directivo -que ya se toma con humor que crean que es hermano del expresidente del Gobierno- arrastra un resfriado que tiene su origen en el partido de pádel que jugó la noche anterior. "He aprendido a estar conectado y desconectado al mismo tiempo. Me gusta divertirme con todo lo que hago y por eso me llaman disfrutón, porque tiendo a ver las cosas positivas".
Él se define como accesible y con buena capacidad de comunicación. Esas cualidades le han llevado por compañías como Procter & Gamble o Yahoo!, donde tuvo una carrera rápida que derivó en la dirección general cuando tenía 31 años y la vicepresidencia europea de ventas. "Vivía entre Londres y Madrid y quería volver a España. En ese tiempo Google se me acercó, así que la decisión de incorporarme a esta compañía fue más de naturaleza personal que de negocio. Ese es el origen de una relación de amor que dura ya más de 4 años y medio. Ninguna otra organización me ha sorprendido tanto y me ha ofrecido un entorno tan dinámico; suena a cliché, pero de verdad Google está haciendo algo bueno por la sociedad del presente y del futuro".
¿Cree el directivo en el amor para toda la vida? "Por qué no, como en una relación de pareja, la clave es cambiar la rutina, y aquí mi día es muy cambiante", dice. "El nivel de transparencia de arriba a abajo es casi total, porque si la gente conoce lo que queremos hacer y el por qué actúan de forma más natural. Se habla mucho de si hay un futbolín, de la comida gratis, pero sólo son elementos para facilitar la comunicación. Se puede ser serio sin llevar corbata y se puede funcionar por objetivos teniendo un futbolín. Lo que tengo claro es que nunca estaría en una empresa donde haya una máquina de fichar".
El directivo lidera en España a un grupo de unas 150 personas. "Necesito que me digan lo que no funciona y no me gusta trabajar con gente excesivamente complicada. Lo que más valoro es una natural falta de egoísmo". Para este cordobés el equipo que trabaja desde España es "traductor de lo que Google hace". Rodríguez Zapatero dice que unas de las cosas que más le sorprendieron es conocer a los fundadores de Google y a Eric Schmidt nada más entrar.
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