En una entrevista antes de jugar la final de Roland Garros en París, a Rafael Nadal le preguntaron qué hacía ante un partido especialmente difícil o tras perder un set importante. "Poner el doble de ilusión y el doble de entusiasmo", fue la respuesta del tenista mallorquín. La anécdota le parece muy significativa a Luis Galindo, conferenciante y gurú de la motivación solicitado por compañías como Grupo Santander y Deloitte y autor del reciente libro Reilusionarse (Alienta). El experto afirma que, en un momento de depresión colectiva como el actual, las personas y las empresas con ilusión marcan la diferencia.
La idea de que en España el trabajo es visto como una obligación que es mejor quitarse de encima cuanto antes, en vez de en la tarea a la que dedicarle nuestro esfuerzo y entusiasmo, está bastante extendida. Un dato considerado una confirmación de esa percepción es la elevada tasa de absentismo laboral.
En 2012 Adecco realizó un informe que analiza el absentismo entre 1970 y 2010 y afirma que España, con una media de 11,6 días perdidos por trabajador/año, tiene la tasa más alta si se compara con países como Australia (6,6), Canadá (6,8), Dinamarca (7), Estados Unidos (4,9), Finlandia (8,3) y Suiza (10,9). El mismo informe destaca que la crisis que comenzó en 2008 ha provocado una mayor presencia de los empleados españoles en su puesto de trabajo. Pero en tiempos de reestructuraciones y reducciones salariales hay pocos motivos para suponer que ello se deba a un repentino entusiasmo por el trabajo o a que busquemos más que antes la satisfacción por la tarea bien hecha.
El mencionado estudio subraya como una de las causas el temor a perder el empleo. Y la mayoría de los profesionales de RR.HH., conferenciantes y especialistas consultados coincide en que, en realidad, vivimos un momento de desánimo colectivo que es imprescindible dejar atrás cuanto antes. Que jefes y empleados recuperen la ilusión por hacer bien su trabajo es clave para salir del agujero, pero ¿cómo lograrlo?
Ceferí Soler, profesor de dirección de personas en Esade, afirma que es fundamental luchar contra un fenómeno al que denomina "absentismo psicológico". "Hay personas que llegan a su trabajo antes de la hora, encienden el ordenador y acomodan su escritorio para comenzar su trabajo, pero si les prestáramos atención, veríamos que no tienen ilusión ni pasión por su trabajo y eso es un cáncer para las empresas", explica. Soler cree que para cambiar esta dinámica es fundamental el rol del jefe, que, según asegura, "puede ser el gran motivador o el gran desmotivador".
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