El café y el té son las bebidas más populares de todo el mundo. Aunque llevamos siglos consumiéndolas a diario, muchos de sus efectos todavía están por descubrir, y cada vez más estudios apuntan a que su consumo diario podría tener más importancia de la que pensamos. Según ha desvelado un estudio publicado esta semana en la revista científica Stroke, el consumo habitual del café o el té verde podría reducir, hasta en un 20%, el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ictus o derrame cerebral), la segunda causa de muerte de nuestro país.
Los efectos beneficiosos de las populares infusiones aparecen consumiendo al menos una taza de café al día, o cuatro de té verde, pero los mejores resultados aparecen si se consumen ambas. Los investigadores han puesto de manifiesto los beneficios de estas bebidas tras analizar los hábitos de 84.000 adultos japoneses durante 13 años. El autor principal de la investigación, el doctor Yoshiro Kokubo del centro nacional japonés de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares (NCVC, por sus siglas en inglés), asegura que se trata del primer estudio a gran escala que examina los efectos conjuntos del té y el café en la prevención del ictus. En su opinión, añadir a nuestra dieta el consumo de té y café, “es un cambio pequeño pero positivo para disminuir el riesgo de padecer un derrame cerebral”.
Aunque el estudio asegura que el consumo de té verde y café contribuye a reducir el riesgo de padecer un ictus gracias a la interacción de ambas sustancias, ambas bebidas funcionan también por separado. Sólo el hecho de consumir dos o tres tazas de verde al día hace que el riesgo de padecer un ictus caiga en un 14%, pero cuanto más se consume, menos probabilidades se tiene de sufrir un accidente de este tipo.
Aunque no está claro cómo el té y el café hacen que se reduzca tanto el riesgo de padecer un derrame cerebral, los científicos creen que hay diversos componentes que juegan un papel decisivo. En el té se encuentran las catequinas, un tipo de flavonoides, con propiedades antioxidantes, que protegen los vasos sanguíneos; en el café la cafeína y el ácido clorogénico, que, según los investigadores, podría ayudar a reducir los riesgos de derrame cerebral debido a que disminuyen las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2.
El café y el té no sólo ayudan a prevenir la aparición de los accidentes cerebrovasculares, como ya han apuntado varios estudios anteriores, también ayudan a protegernos de los problemas cardiovasculares. “El consumo regular de té y café tiene grandes beneficios sobre el sistema cardiovascular”, explica Kobuko en la presentación del estudio, “porque previene la formación de coágulos”.
Fuente de Datos: elconfidencial.com