Casi el 20% de los trabajadores estadounidenses es un quejica crónico. Los expertos aseguran que ese estado continuo de descontento y negatividad se manifiesta en un porcentaje de empleados españoles mucho más elevado. Si estás contento con tu trabajo y uno de tus compañeros se queja por costumbre, ¡cuidado! Si no gestionas de forma adecuada su comportamiento, corres el peligro de convertirte es su aliado.
Se dice que la queja es un mecanismo de desahogo pero, ¿podrías trabajar con una persona que se recurre ella por sistema? A juzgar por algunos datos, esta costumbre se puede convertir en un mal endémico en muchas organizaciones: según una encuesta elaborada por Gallup, el 18% de los trabajadores estadounidenses muestra actitudes desesperanzadoras y negativas; es decir, cumplen con algunos de los requisitos para ser quejicas crónicos.
En un momento en el que muchos apuestan por la felicidad como la mejor adrenalina de la productividad, sorprende que algunos sigan aferrándose a la queja y, lo peor de todo, que traten de extender su malestar entre sus compañeros.
Montse Ventosa, socia de Truthmark, advierte de que lo peor de estos especímenes es que tratan de buscar aliados “porque saben que si están solos pierden fuerza. Por eso, lo más conveniente es no alimentar su queja. Si les escuchas con atención entras en su juego y corres el riesgo de participar en asuntos que, en principio, te parecían incuestionables”.
Animar a estos profesionales a que cursen su descontento con argumentos a través de la persona adecuada es otro de los mecanismos de defensa. “Es además una de las opciones más sanas, porque te puedes convertir, sin proponértelo, en el mejor coach para ayudar a tu compañero a salir del bucle de la queja”, añade Ventosa.
Recurrir a la huida como medio para librarse de estos colegas que lo cuestionan todo no es una solución. “Su victimismo es una emoción que al final afecta a todos los que le rodean”, recuerda Javier Martín de la Fuente, socio de Persona. Asumirlo y enfrentarlo es, para este experto en consultoría de recursos humanos y liderazgo, la manera más eficaz de atajar el problema: “De otra manera te arriesgas a contaminarte sin remedio y actuar como ellos”.
Por último, Martín de la Fuente recomienda analizar cuál es el origen de ese comportamiento y convertirlo en reclamo: “Es la mejor forma más adecuada de salir de ahí y, en algunos casos, una vía para un cambio positivo”.