Automovilistas Europeos Asociados (AEA) entiende que «el problema del consumo de drogas en relación a la conducción debe ser abordado como una cuestión de sanidad pública, pues tiene todas las características de una «epidemia», y no sólo desde una perspectiva de la seguridad vial, en la que sólo tengan cabida medidas sancionadoras».
En esta línea, AEA aboga por la exigencia de análisis clínicos que permitan detectar el abuso de drogas en los reconocimientos médicos obligatorios para obtener o renovar el permiso de conducir y, con ello, la obligación legal de los facultativos de notificar a las autoridades de tráfico la detección de enfermedades incompatibles con la conducción.
Recomienda también la contraindicación de fármacos prescritos y la incorporación obligatoria en los vehículos nuevos dentro de la UE de dispositivos que impidan la circulación a conductores que hayan ingerido sustancias psicoactivas.
Otro punto en el que la AEA pone el énfasis es la incorporación en la legislación penal de programas de deshabituación a las drogas, como pena sustitutoria de las de prisión o multa.
AEA se refiere a los últimos datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses que, en su memoria sobre «Víctimas mortales en accidentes de tráfico» de 2012, revela que el 47,32 por ciento de los conductores fallecidos en los accidentes de tráfico analizados dio positivo en alcohol, drogas y/o psicofármacos.