En 2011, la multinacional Volkswagen tomó cartas en el asunto para que sus trabajadores no sufrieran estrés limitado. Para combatir este mal que afecta a nivel personal y profesional, decidió impedir que los empleados recibieran correos electrónicos en su Blackberry fuera del horario laboral.
Las nuevas tecnologías aplicadas en el ámbito profesional han facilitado la comunicación y la efectividad. Pero también ha provocado una dependencia de los dispositivos que dificulta la conciliación de la vida laboral con la personal. Hábitos que pueden generar ansiedad y la posterior caída de la productividad. Los expertos apuntan que falta concienciación empresarial para evitar los riesgos laborales de tipo psicosocial por ser menos evidentes.
Todas las compañías están obligadas a garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores en plantilla. En concreto, este aspecto se regula a través de la Ley 31/1995 de PRL. Pero hay contingencias de tipo psicológico que todavía no se valoran lo suficiente.
El coordinador técnico de Geseme, Salvador Tremps, explica que, ante esta situación, ya hay empresas que han decidido prohibir el uso de teléfono móvil en los despachos. Y en concreto ha señalado a compañías del sector de las farmacéuticas en España, aunque sin dar más detalles. “Las empresas no son conscientes del aluvión de enfermedades generadas por las nuevas tecnologías”.
Además, Tremps asevera que hay multinacionales del sector químico que obligan a contestar los correos electrónicos laborales en un máximo de dos horas. La exigencia empresarial no tiene en cuenta factores como la diferencia horaria. “Genera una gran efectividad, pero a la larga deriva en estrés y depresión”.
Tremps revela que la inversión en formación para evitar tales riesgos ha aumentado en los últimos años. Las grandes compañías invierten entre el 5% y el 7%, sobre todo las química. Las pequeñas empresas destinan entorno al 1% de su presupuesto. Y compañías con más riesgos físicos como las constructoras, entre el 2% y el 10%.
Pero los expertos también destacan que con las nuevas tecnologías han surgido profesiones que registran unos riesgos muy concretos. Se trata de los community manager, los content curator o los programadores de web, sometidos a largas jornadas laborales frente al ordenador. Y las dolencias se centran en una fatiga visual, los trastornos musculoesqueléticos o problemas cardiovasculares o endocrinos provocados por el estrés y los hábitos sedentarios. Ante la falta de concienciación, las compañías deben fomentar las reuniones periódicas, y saber marcar límites para que el empleado no deba someterse a una continua dependencia de las peticiones de su compañía. Además destaca la necesidad de celebrar cursos de formación para explicar los hábitos personal y profesionales que eviten estos riesgos más invisibles para el empresario.