Varios factores de riesgo pueden influir en el ambiente de trabajo, según recoge un modelo de Empresa Saludable pionero en el mundo publicado por AENOR. Dicho modelo, basado en los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece ciertos requisitos para implantar un sistema de gestión de empresas saludable. Está dirigido a cualquier organización, independientemente de su tamaño o sector, y pretende mejorar la salud y bienestar de los empleados, reducir la siniestralidad laboral y las enfermedades, especialmente las crónicas, y aumentar la motivación de los empleados, disminuyendo el absentismo.
Además, incrementa la productividad, competitividad y sostenibilidad de las empresas y disminuye los costes sanitarios y de Seguridad Social. De hecho, diversos estudios han concluido que las iniciativas saludables en los entornos laborales tienen beneficios económicos. Por ejemplo, un informe World Economic Forum ("The Workplace Wellnes Alliance") pone de manifiesto que el promedio del retorno de la inversión (ROI) es de 2,54 euros por cada euro gastado en programas de bienestar en las empresas; además, concluye que el promedio del coste que las empresas pueden recuperar invirtiendo en programas de salud y bienestar es de 545 euros por año.
Por su parte, la red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) ha concluido que cada euro invertido en programas de promoción de la salud en el trabajo genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.
Además, reduce el presentismo, es decir, el hecho de acudir al trabajo enfermo y de no rendir como cuando se está sano, que puede llegar a ser del 33% o más. Del mismo modo, disminuye los costes de la seguridad social, al reducir los costes sanitarios hasta un 26,1%, las incapacidades temporales o permanentes, las pensiones, etcétera.
Según el modelo, cada organización debe identificar sus factores de riesgo y controlarlos. Por ejemplo, si el trabajador desarrolla su actividad en una oficina, podría tener enfermedades de tipo cardiovascular motivadas por una mala alimentación. Como solución, la empresa debería facilitarle, a través de los profesionales del servicio médico, una dieta saludable y consejos sobre alimentación sana. De igual manera, cuando hay trabajadores que realizan trabajos sedentarios, la empresa debería proporcionarles programas deportivos para evitar la obesidad. Una alimentación favorable mejora el rendimiento.
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