La defensa de la salud gana fuerza como estrategia para mejorar la condición física de los empleados, reducir bajas médicas y la siniestralidad laboral, y fomentar su motivación y su capacidad de trabajar en equipo.
La red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) afirma que por cada euro invertido en programas de promoción de la salud en el trabajo, la empresa recupera entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo, y entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.
En España, cada vez más empresas ponen en marcha programas de sensibilización, información y wellness. También hay empresas que organizan clubs de corredores u otros deportes, e incluso las que optan por construir un gimnasio dentro de sus instalaciones.
Es el caso de Acciona, que cuenta con un amplio programa de salud y bienestar que incluye desde un servicio de fisioterapia en la oficinas de Madrid, Navarra y Vizcaya, a acuerdos con gimnasios en condiciones ventajosas para los empleados. Asimismo, la constructora promueve los hábitos saludables como ir a trabajar en bicicleta o mantener una dieta adecuada.
Por su parte, la farmacéutica Roche ha unido salud y responsabilidad social corporativa en una marcha solidaria, que organizan anualmente cada uno de los más de 113 centros de la compañía suiza en el mundo. Por cada euro que los empleados donan a una determinada ONG, la empresa aporta otro euro.
El grupo Mahou-San Miguel va un paso más allá y genera un dossier individualizado trabajador, con pruebas sobre su estado de salud y recomendaciones específicas para su rehabilitación o tonificación muscular. En 2012, el grupo cervecero destinó a su programa de salud laboral dos millones de euros. Desde 1996, calcula que la siniestralidad laboral se ha reducido un 60%.
"El trabajo suele ser la principal excusa para no hacer deporte, pero lo cierto es que no practicarlo puede repercutir en la productividad", comenta Covadonga Daviña, directora de comunicación y márketing de Trainido.com, compañía especializada en programas de entrenamiento físico para empresas y particulares. "No obstante", apunta Daviña, "todo programa debe ser debidamente instaurado y comunicado internamente. De lo contrario, no conseguirá la adopción y la constancia deseada por parte de los empleados".