Hay problemas de salud que dan lugar a incapacidades relativamente largas, como es el caso de los problemas musculoesqueléticos. Las incapacidades largas tienen asociados dos problemas de carácter económico (aparte, obviamente, de la pérdida de salud de la persona afectada): el primero es el coste de la propia incapacidad para el seguro y para la empresa; el segundo es que la probabilidad de que el afectado termine con una incapacidad permanente aumenta rápidamente con la duración de la incapacidad temporal, lo cual eleva exponencialmente el coste para el sistema de protección social.
Por ello, las propuestas para reducir la duración de las incapacidades, si son sensatas, siempre son bienvenidas. De ahí el interés de este pequeño estudio realizado por encargo de The Work Foundation en el que se calcula que unos cien millones de ciudadanos de la UE padecen dolores de carácter musculoesquelético.
Los problemas musculoesqueléticos producen casi el 50% de las bajas de más de tres días y son el origen de el 60% de las incapacidades permanentes. Además, casi el 30% de las personas que padecen problemas musculoesqueléticos tienen también depresión, lo que dificulta aún más su vuelta al trabajo.
Una de las opciones que parece ser más efectiva es la intervención precoz. La doctora Lidia Abásolo y sus colegas del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, tras ensayar una intervención de este tipo con más de 13.000 pacientes en una experiencia que duró dos años, lograron reducir en un 39% la duración de la incapacidad temporal y en un 50% los casos que terminaron en una incapacidad permanente. En términos monetarios, el coste/beneficio de sus intervenciones fue de 1 a 15. La doctora Abásolo se centró en pacientes que ya llevaban cinco días de baja y sus terapias incluyeron programas de formación de los pacientes orientados a iniciar y mantener el ejercicio y a adoptar comportamientos que redujeran el riesgo de recaídas.
El informe expone también otros ejemplos de intervenciones exitosas.
Fuente: The Work Foundation