Cómo salvar la vida?: tres tácticas para actuar en una emergencia de salud.
Fuente: www.elconfidencial.com
Los primeros auxilios son un tipo de tácticas que todos podemos emplear para asistir a alguien que sufre un accidente repentino. Cualquier persona que haya trabajado en el campo de la seguridad, la educación y la salud, tiene unos conocimientos básicos sobre el tema, pero muchas personas no tienen ni la más remota idea de cómo actuar en una emergencia.
Hay tres intervenciones básicas que todos los ciudadanos deberían conocer. En su libro El mejor medicamento eres tú (Aguilar), un breve manual sobre salud cotidiana, el doctor francés Frédéric Saldmann explica de forma concisa y sencilla cómo debemos actuar si alguien de nuestro entorno tiene uno de estos tres accidentes, los más comunes.
Según datos de la Sociedad Española de Medicina de Familia Comunitaria, cada día fallecen en España alrededor de 100 personas por un paro cardiaco, pero menos del 20% de los testigos del accidente se atreven a practicar un masaje cardiaco. Por cada minuto de demora se disminuye en un 10% la posibilidad de supervivencia, y la probabilidad que una persona que sufre parada cardiorrespiratoria logre superarla puede duplicarse o triplicarse si se inicia rápidamente esta maniobra. Estos son los pasos básicos que hay que seguir:
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Comprueba que el paciente ha perdido el conocimiento.
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Llama al 112 y pide asistencia médica inmediata.
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Coloca a la víctima sobre una superficie dura, pon las manos, una encima de otra, en medio del tórax y mantén los brazos estirados.
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Presiona unas cien veces por minuto empleando todo el peso de tu cuerpo para hundir la caja torácica varios minutos.
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Afloja bien entre cada compresión hasta que llegue la ambulancia.
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El atragantamiento: accidente frecuente en niños y personas de edad avanzada. Una persona se traga un cuerpo sólido y éste, en vez de bajar al estómago, tapona las vías aéreas. Si la persona accidentada se está asfixiando hay que actuar con rapidez: Debes ponerte de pie, inclinar su tórax hacia delante y administrarle una serie de golpes fuertes en la espalda. Si sigue asfixíandose, el paso del aire se interrumpe, de la boca ya no sale ningún sonido y ha dejado de toser, es hora de pasar al plan B: la maniobra de Heimlich. Colócate detrás de la espalda, con un pie entre sus dos pies. Pon tu puño al nivel de la boca de su estómago, debajo del esternón, y cúbrelo con tu otra mano, ejerciendo una serie de tracciones muy fuertes hacia ti y hacia arriba (movimientos en forma de J). Si el accidentado es una mujer embarazada o un bebé no puedes practicar esta técnica.
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Hemorragia: Es muy sencillo taponar una herida: basta apretar de forma contínua sobre la herida con los dedos o toda la mano para impedir que salga la sangre mientras llega la ambulancia. Por razones de higiene, siempre que sea posible, hay que interponer una gasa entre la mano y la herida (o alguna prenda limpia).